¿Cómo eclosionó esto?
Emprendí un viaje hacia el centro de la capital y quería ver un evento que no estaba registrado en mis anales computacionales físicos (memoria). En ese desplazamiento estaba la idea de ir con un amigo y mi hermano, ocurriendo aquello. Mi familia estaba en un apogeo de equilibrios y estabilidades que me indicaba poder marchar hasta el “ground zero” de la trepanación del mercado nacional. Claro está que no tenía idea que me encontraría con ello, pero algo me llevó y lo logré observar.
8 de enero del 2005 (84 años de la nueva era) y yo lograba prestar atención a un mecanismo estilado para alentar a las masas para generar un cambio en sus percepciones. Carnavalescamente se manifestaba una disposición de alegoría, que potenciaban marcas eternas para nuestras efímeras vidas. Puma, Chilectra, Groove, etc. ya tenían un cierto aprendizaje de la actividad; no obstante, el garante de las comunicaciones nacionales, El Mercurio, se manifestaba sin objetar y, además, mantenía un irrestricto apego al simbolismo de los dueños del evento: Loveparade.
fijate por título, estás invitado.
